La estación meteorológica de Güira de Melena registró en la tarde del domingo 16 de julio una temperatura máxima de 36.8 °C, estableciendo así un récord absoluto para el mes de julio, la provincia y el año.
La Oficina de Pronósticos del Instituto de Meteorología (INSMET), en un comunicado publicado en su sitio web, ha informado que esta situación de altas temperaturas persistentes está relacionada con la marcada influencia anticiclónica y la presencia de una masa de aire muy seca y estable procedente del Sahara, lo cual ocasiona escasa nubosidad y vientos débiles.
Estas condiciones meteorológicas mencionadas anteriormente propician una intensa radiación solar que incide directamente sobre la superficie terrestre, una baja ventilación y una escasa ocurrencia de precipitaciones. Esta situación se ha mantenido durante los últimos días, lo que ha contribuido al notable aumento de las temperaturas diurnas.
Influencia anticiclónica y masa de aire seca
La influencia anticiclónica y la masa de aire seca y estable proveniente del Sahara son los principales factores que han generado estas condiciones extremas de calor en Güira de Melena.
El anticiclón es un área de alta presión atmosférica que produce un sistema de circulación de aire en sentido horario en el hemisferio norte y en sentido antihorario en el hemisferio sur. En este caso, su marcada influencia ha generado condiciones de estabilidad atmosférica, disminuyendo la formación de nubes y limitando la ocurrencia de precipitaciones.
Por otro lado, la masa de aire procedente del Sahara es conocida por su sequedad y estabilidad. Esta masa de aire ha avanzado sobre la región, trayendo consigo condiciones de baja humedad y escasa probabilidad de lluvias. Además, esta masa de aire seca actúa como un calentador, ya que no contiene la humedad necesaria para enfriar el ambiente, lo que contribuye al incremento de las temperaturas máximas.
Impacto en el lima y la salud
Estas altas temperaturas tienen un impacto significativo tanto en el clima como en la salud de las personas. La intensa radiación solar y el calor excesivo pueden provocar deshidratación, golpes de calor y problemas respiratorios, especialmente en grupos vulnerables como niños, personas mayores y aquellos con enfermedades crónicas.
Además, las altas temperaturas pueden afectar la productividad agrícola, generando estrés hídrico en los cultivos y dificultando el desarrollo adecuado de las plantas. También pueden incrementar el riesgo de incendios forestales debido a la sequedad del ambiente y el aumento de la inflamabilidad de la vegetación.
(Con información del INSMET)